Recientemente, se lanzó la Ruta Energética 2018-2022, la cual se desarrolló bajo dos pilares principales y trae consigo 10 Mega compromisos, a ser concretados por medio de siete ejes fundamentales. La mirada rápida, muestra a la biomasa en solo uno de esos 10 compromisos, por lo cual es requisito hacer un análisis un poco más detallado, para que como sector visualicemos y seamos capaces de participar en las oportunidades que esta hoja de ruta nos ofrece.

De esta manera podemos detallar, eje 1, Modernización energética: la biomasa, como cualquier otro sector, siempre deberá estar ligada a su modernización, para asegurar su desarrollo. En este punto será vital tener la respectiva representación en el Comité de Coordinación en Innovación energética, el cual tendrá por rol principal identificar y priorizar los desafíos que son necesarios para modernizar el sector.

Eje 2, Energía con sello social: la biomasa tiene sello social, por lo cual debe ser considerada dentro de las alternativas de energías renovables, con las cuales se quiere llegar a las familias chilenas carentes de energía, en especial a aquellas que no cuentan con calefacción y agua caliente sanitaria, donde la biomasa cuenta con infinitos casos de éxito. Se identifican, en este eje, 120 sistemas de generación eléctrica aislados, que hoy funcionan con diésel y que entregan un suministro precario, costoso y contaminante. La biomasa debe ser considerada en dicho reemplazo, cumpliendo con la descarbonización, con bajar los costos, y con entregar oportunidades a la sociedad cercana a dichos centros, los cuales se pueden transformar en productores de su propio combustible, de estar insertos en zonas con disponibilidad de biomasa.

Eje 3, Desarrollo energético: en este eje se visualiza un punto crítico, que es la traída de gas desde Argentina, lo cual demuestra cierta debilidad en querer “descarbonizar” la matriz. Sin embargo, también se considera evaluar el potencial energético a nivel de región, a través de los Planes Energéticos regionales (PER), donde la biomasa debiera ser actor relevante desde la zona central al sur.

Eje 4, Energía baja en emisiones: consideración especial se tiene en el cesé y/o reconversión de las plantas generadoras a carbón. Los ejemplos a nivel mundial de reconversión a biomasa, deben ser visualizados por el sector, en especial porque se cumple con los objetivos sociales, ambientales y económicos a abordar. Además, este eje incluye la regulación de los biocombustibles sólidos, apoyo a las iniciativas de inversión asociadas al mercado de los biocombustibles sólidos y la promoción de inversión en la producción y consumo de pellets, desarrollo y difusión de experiencias internacionales relativas a la implementación de centros logísticos de biomasa.

Eje 5, Transporte eficiente: si bien este eje se basa en la electromovilidad, será tarea del sector, buscar alternativas de desarrollo para el biodiesel, ya que lo que se busca, es reducir las emisiones de GEI, y este combustible cumpliría con ello, y así se está realizando en otras latitudes.

Eje 6, Eficiencia energética: como aristas principales en este eje se encuentran relacionadas al sector de la biomasa, el fomento y apoyo al desarrollo del mercado ESCO* (intervención de 100 edificios públicos con dicho modelo), modernización del mercado de los biocombustibles sólidos, etiquetado de eficiencia energética en calefactores, evaluación de alternativas energéticas según disponibilidad local, calefacción distrital (con proyectos demostrativos), lo cual, sin duda, son un abanico de oportunidades para el sector.

Eje 7, Educación y capacitación: eje transversal, y de tal relevancia que incluso es parte fundamental de la misión de la Asociación Chilena de Biomasa.